miércoles, 4 de mayo de 2011

Sol naciente

Con corazón y mente, ama, consigue un balance y un equilibrio que te llene de superación y conquistes lo que desees, siempre con energía y fuerza.

Ezequiel

jueves, 31 de marzo de 2011

Silencio

Un profundo vacío absorbe mis pensamientos, dando lugar a una gran sala en blanco.
Quisiera saber que es esto, por qué todo se ha quedado tan desolado, por qué al mismo tiempo es tan puro, tan nítido. Susurros atornillan mi cabeza como si fuesen los ruidos más insoportables del planeta, susurros con un propósito, con una intención que no logro averiguar. Provoqué un inmenso grito de desesperación, de tormento, que todas las voces que murmullaban, desaparecieron con el eco de aquel semejante barullo. Todo se ha calmado, ya no siento malestar, es más, no se oye ni el latir de mi corazón.

Después de un rato de calma, me noto físicamente en esa gran sala blanca. Parece que no tiene límites, ni fronteras. Los pasos que doy no encuentran camino, ni siquiera los oigo.
A unos pasos más adelante encuentro un cuadro con un marco blanco, que desde lo lejos no se aprecia sino una pequeña escritura y la sombra de aquel cuadro.
El texto decía:
"Este es el rincón del silencio, donde no hay palabras. Sólo en los lugares más oscuros, encontrarás a aquellos que han robado nuestro preciado tesoro."

- ¿¡Cómo es posible que en una gran sala blanca haya lugares oscuros!? ¡Esto es de locos!

[...] (Latido del corazón)
Ya entiendo, el único lugar de este espacio blanco donde haya oscuridad es dentro de mí. Cierro los ojos.

Ahora, todo se ha pintado de negro, no veo nada, pero logro escuchar el latido de mi corazón. También escucho voces, aquellas voces susurrantes que me atormentaban en el rincón del silencio ahora son voces normales.
Desearía estar en aquella sala blanca, esto me vuelve aún más loco. Es imposible prestar atención a todo lo que me dicen...

Abro los ojos de nuevo y vuelve el silencio a acaparar todo el protagonismo.

-Si quiero saber quienes son los ladrones de palabras tendré que cerrar los ojos y acostumbrarme a la oscuridad.

Vuelvo a cerrar los ojos, esta vez consigo descifrar palabras y frases entre tanto desorden...

(Voces)
"Valor"
"¿De que sirve...?"
"Escóndete, protégete..."
"No merece la pena"

-Esas voces... me resultan tan familiares...
-¡Claro! prestando atención, he conseguido saber de quienes son las voces...
Son mis miedos, ellos tienen la culpa de que en aquel lugar de paz y tranquilidad hayan desaparecido las palabras, por eso no se que decir, por eso siempre intento protegerme de todo, por eso...

Es hora de devolver el tesoro a su sitio, es hora de dejar los miedos solos en la oscuridad. No dejaré que ocurra nunca más.

Ahora, se acabaron las palabras mudas.
Hallaré las palabras que necesito... sin miedos de por medio.

Ezequiel

lunes, 21 de marzo de 2011

Muro

Un muro es un impedimento, un obstáculo.
Un muro es una barrera que protege, o que bloquea el paso.
Un muro es tristeza para el que vive en la calle.
Un muro es seguridad para el que goza de plena vida.
Un muro es la perdición para el ladronzuelo.
O la huella de una pareja que marca una fecha de amor.
Un muro es un reto para el que escala.
O el cobijo para los niños refrescarse en un día caluroso.
Un muro puede no tener fin, y pasarte días caminando sin encontrar nada para atravesarlo.
O puedes encontrar una salida a dos pasos.
Un muro no te deja ver más allá, sólo si te impulsas, podrás ver lo que hay al otro lado.
Un muro es una pared de bloques o ladrillos.
Un muro es duro, pero no irrompible.
Con el tiempo deja de ser tan firme, se deteriora.
Puedes tirarlo abajo y reconstruir otro muro encima.
O puedes olvidarte del muro y mirar a lo lejos...

Ezequiel

domingo, 20 de febrero de 2011

Bicho

No pretendo gustaros, tampoco que me alabéis, no me interesa ser el centro de atención y mucho menos el aparentar ser algo que no soy. Soy tal cual mi personalidad me ha echo, como tú, también tendrías que mirarte fríamente y darte cuenta de que eres quien eres. Puedes calificarme como aburrido, también como soso, gandul y sin iniciativas. Tú puedes pensar que todo eso es malo, pero... ¿malo para quién? Para tus gustos y aficiones entiendo que no sean los más acordes, que me veas como un bicho raro, pero no lo soy. No pretendo ser original, pero tampoco quiero moverme en la onda que se mueven muchos. No soy de fiesta, ni me gustan los carnavales (hablando porque estamos en fechas). Y me gusta saber que prefiero una piscina, que si puedo evito la playa, porque odio coger tanto sol, me agobia. Que se me apetece más un fin de semana relajante a dicharachero. Aún así, no pretendo gustarte, ni a ti ni a nadie. Lo que vosotros decís raro, yo digo diferente, lo que ustedes llamáis extraño, yo digo inusual, lo que para muchos es la gloria, para mi puede que sea prescindible.
Se alguien en la vida, pero para ti mismo. Siéntete conforme con lo que eres y nunca te bloquees ni dejes de hacer lo que a ti realmente te gusta por miedo a lo que los demás digan. Forja y muéstrate a ti mismo, el valor que tienes.

Y hablando de mí... lo único que quiero yo es quererme toda mi vida.

Ezequiel

viernes, 17 de diciembre de 2010

Querida amiga

Querida amiga.

En estos momento te escribo desde mi escritorio, quería hacerte saber que siempre fuiste fiel compañera durante largas temporadas, me has acompañado en los momentos más amargos, cuando estaba ciego y lo veía todo perdido.

Te escribo aquí... porque me acuerdo de ti.
Ojalá pudiese expresar más de un millón de cosas para definirte, pero no las hay. Se que aunque hayas estado a mi lado, nunca lo he valorado, nunca he tenido el valor de mostrarte algo para que no te sientas sola. Jamás vi nada bueno de ti, constantemente me impulsabas en las situaciones más tristes, me sentía sólo y no supe ver que estabas ahí, jamás te tomé en cuenta para nada, te maldecía constantemente, insistiendo por qué tenías que ser tu quien estuviese conmigo. Jamás te vi como algo en que apoyarme, nunca fuiste un pilar fundamental en mi vida y aún así, siempre estuviste ahí.
Ahora que se realmente que has estado esperándome durante mucho tiempo, quiero valorarte, siempre has permanecido sola, esperando los momentos en los que yo pensase en ti para dar un paso al frente. Nunca te vi. Te pido perdón por haberme portado mal contigo, no merecías que te hiciese sufrir y ahora me arrepiento, y escribo. Discúlpame por odiarte, por hacerte sentir mal, por no valorarte. Por ser un mal amigo.

Ya no me siento sólo y es por ello que ahora se quien eres. Quiero que también sepas, que cuando vuelvan las malas rachas, los problemas y malas situaciones en las que me encuentre evadido del mundo. Te veré.

Hasta entonces, yo seré ese que te acompañe en tus ratos.

Mi gran amiga, soledad.


Ezequiel

martes, 14 de diciembre de 2010

Tanto como de aquí al Sol

Ante las adversidades, los problemas y dificultades que nos aparecen en la vida y sobre todo en el amor...
Lo mejor es luchar, no huyas porque veas el camino dificil, continúa porque con sudor y lágrimas, esfuerzo y corazón el camino se hará mejor de lo que nos esperamos. Aprovecha todo lo que puedas, tocale en la puerta y sin mediar palabra lanzate a sus brazos, metele un beso que no olvide, vuelvete loca por el y disfruta, que si le devuelves lo más preciado, te regalará amor tanto como de aquí al Sol.

Tú, que aún estas a tiempo.

¡¡ LUCHA !!

Ezequiel

sábado, 11 de diciembre de 2010

El gran Sauce

Ando por mi camino, un camino normal, nada interesante, simple y cotidiano, cada día ando sin pensar en nada, con cariño rebosante en mi, pensando en querer encontrar algo nuevo que aportar a mi camino. Día tras día, empleo todas mis fuerzas para hallar algo que ofrecerle a mi camino, un largo y generoso sendero.

Un caluroso y sofocante día, me muestro distraído, sin ganas de buscar nada que ofrecerle a mi camino, dejando de lado los pensamientos que siempre me rondan en la cabeza. El zumbido de una abeja me altera, me desquicia y me hace revolotear. Desaparece.
A lo largo y distorsionado camino, encuentro algo llamativo que me hace observar, con las manos encima de mis cejas tapándome del sol, no distingo que es eso que me llama tanto la atención. Doy pasos largos, zancadas que jamás en mi vida pensé que daría, el corazón me latía a doscientas pulsaciones por minuto, mi lengua no aguantaba dentro de mi boca, mi garganta reseca, mis pulmones exhaustos, mis piernas temblorosas, mi pulso alterado, todo junto al sol abrasador me desgana, pero continuo, poco a poco voy bajando la velocidad, disminuyendo el paso hasta detenerme. Observo con el corazón en el puño...

Mis ojos no paraban de parpadear para comprobar que había encontrado algo inusual en mi sendero, un nuevo pasaje, otro camino por el cual caminar...

Entro, aún con el cuerpo entumecido miro a todos lados sin perderme un mínimo detalle, es un bosque oscuro, triste, demacrado. El abrasante calor paso a ser gélido como el hielo, los árboles, secos, los arbustos, sin plantas, las hojas revoloteando con la fría brisa que rondaba por allí. Los troncos tenían rostros tristes, llorosos, susurros que me decían que me detuviese, que ofreciese algo de cariño, algo de amor.

No sabía como actuar, mis pies estaban paralizados pero mi cabeza me decía: "corre, corre, corre."

Huí.

Al día siguiente, no aguanté más, a primera hora de la mañana partí en busca del camino oscuro y no me lo pensé dos veces, volví a entrar, animado, hablé con un gran Sauce que se percibía su tristeza desde lo más lejos del camino. Me pidió cariño, como los otros árboles de su alrededor y esta vez, lo ofrecí. Poco a poco aquel tenebroso bosque quedó rico en el amor y el cariño que le había ofrecido.

Partí al encuentro a mi camino en busca de alguien especial, ese alguien tendría que ser una persona con la que me encantaría compartir este gran descubrimiento, hacerle ver a alguien que de verdad con tu esfuerzo y constancia, con un poco de amor, lograrás que cualquier cosa por marchita que esté, consiga florecer.

Ella no me creía hasta que lo vió, sus ojos se salían de las órbitas, ella contemplaba el hermoso paraje que le había enseñado para disfrutarlo juntos... Yo la contemplaba a ella.

Cada día parecía que el bosque se volvía más brillante y esplendoroso y más me gustaba a mi compartirlo junto a la persona que creí que sería la más adecuada en mi vida.
Ella, que tan loca se volvió por el bosque, un día decidió ir sin mi, observó que al poco de ella llegar aparecí yo, se escondió detrás de unos arbustos que la ocultaban de arriba a abajo. Seguí adelante para dar un paseo y relajarme. Sin mediar palabra me golpea en la cabeza con una piedra, un charco de sangre empapa los sueños que un día quise cumplir junto a ella en este camino que construí para nosotros. Medio insconciente con la mirada a ratos noté que me arrastraba, parecía eterno, me dolía mucho la cabeza pero más me dolía darme cuenta de que mi corazón latía por dos extremos, de amor y de sufrimiento.

A los días despierto en un oscuro y tenebroso bosque, la cabeza me da vueltas y vueltas y no consigo abrir los ojos completamente, me duele el cuerpo y no recuerdo por qué estoy en un bosque gélido, algo me trae recuerdos, parece que ya lo he vivido antes...
Voces susurrantes me endulzan los oidos para que ande, encuentro un pequeño Sauce a la orilla de un río que, de pronto, me devuelve todos los recuerdos que me pasaron hace... ¿un par de días?

¿Por qué me has echo esto? Me pregunté a mi mismo para encontrar una respuesta a lo que ella me había echo. Entonces... me di cuenta de que era yo quien quería que fuese especial, nadie me había demostrado que lo fuese en realidad, fue sólo una mera ilusión mía. Que estúpido.

Miro al pequeño Sauce y me siento en frente de él. Tiene una enorme tristeza reflejada en su tronco como si estuviese echa con dolor. Me pidió el cariño que también el gran Sauce me pidió en su día pero, esta vez no tenía cariño para dar. Le conté todo lo sucedido, día tras día me fui dando cuenta de que lo único que tenía en mí era tristeza, dolor, llantos, lamentos, el corazón roto...
No paraba de darle vueltas...
"Te enseñé mi camino, me golpeas me arrastras y me llevas a un lugar apartado, tu continuas los pasos que yo empecé a dar. Me quitas de lo que creé para los dos."

Por último dejé de irme, me quedé hablando intensamente con ese pequeño árbol que tanto me entendía, pasé las noches junto a él, me di cuenta de que realmente lo especial no era buscar a alguien para mostrarle lo que has conseguido, lo especial es lograr que esos pequeños detalles sean lo más importante para tí. Entonces, dejé de tener extremidades, me volví uno con aquel pequeño Sauce y con el paso del tiempo nos convertimos en un gran Sauce triste...

Cuenta la historia que aquel gran Sauce esperaba impaciente a alguien para que por arte de magia encontrase el sendero perdido, observase el triste bosque y le recubriera del cariño, que tanto necesitaba.

Ezequiel